Salvo que hayas estado viviendo en una cueva este pasado 2022, seguro que te suena el término inflación. Esto no es más que el término económico utilizado para referirse al progresivo aumento de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado. Un término que nos resulta muy preocupante en estos tiempos debido a la tendencia alcista de los precios. Yo prefiero referirme a ella como el asesino silencioso. Asesino porque es la razón por la que se pudre tu dinero, dado que si en el año 2.000 te encaprichaste de un reloj que valía 100€, a buen seguro que a día de hoy no lo encontrarás a ese precio. Y silencioso porque su «modus operandi» consiste en pequeñas y progresivas variaciones de los precios que si bien no deben preocuparnos demasiado en el corto plazo, resultan fatales para nuestro dinero en el largo plazo.
La inflación en el 2022.
La inflación media del año 2022 en España fue del 8,4%, la cifra más alta desde 1986. Pero, ¿cómo se ha llegado a esto? ¿Se está haciendo algo por controlarla? Y si es así, ¿por qué no se ha hecho antes? Trataré de responder a todo de la forma más sencilla. Se ha llegado a esta situación fundamentalmente por 3 razones: la política del BCE de no subir los tipos de interés para paliar la creciente inflación que veníamos sufriendo en Europa, la crisis del Covid y la Guerra de Ucrania.
Puede que te estés preguntando por qué la decisión de no subir los tipos de interés afecta a la inflación y, de ser así, por qué el BCE era tan reacio a utilizar esta herramienta. La respuesta es que al subir los tipos, si bien se consigue reducir la inflación, también se contrae la economía. Al encarecer la financiación se consigue desincentivar el consumo, lo que resulta clave para conseguir que los precios bajen, pero también se reduce la producción y por tanto aumenta el paro. Por este motivo, el BCE prefería utilizar otras herramientas para controlar la subida de precios; herramientas que devienen menos lesivas para el crecimiento económico pero también menos eficaces.
En este contexto de creciente inflación hicieron su aparición tanto el Covid19 como la guerra de Ucrania, hechos que sin duda ayudaron a disparar la subida del IPC. Ante esto, el BCE decidió dejar a un lado la política que venía defendiendo años atrás y subir los tipos para frenar la desbocada inflación. Lamentablemente el mismo organismo ha pronosticado que no se conseguirá llegar al objetivo del 2% en la Eurozona hasta, por lo menos, el año 2025.
Un blindaje para tu dinero.
Como vemos la alta inflación es un problema con el que tendremos que lidiar durante algunos años más, pero tengo una buena noticia para ti: esto no es importante. O al menos lo que más debería importarte.
Si eres sincero contigo mismo, es probable que nunca te preocupases por la inflación hasta hace 1 año cuando la tasa pasó a registros nunca vistos en décadas. A esto es exactamente a lo que me refería antes con que la inflación es silenciosa. Si bien en periodos en los que está alta debería preocuparnos, lo más preocupante de ésta es el efecto que tiene sobre nuestro dinero en el largo plazo, incluso en periodos en los que se encuentra controlada (que son más abundantes). No debes bajar la guardia cuando la inflación se haya controlado si no quieres perder una gran cantidad de dinero.
Pondré un ejemplo: la inflación media histórica de España está en torno a un 3% anual. Esto significa que si cogemos un periodo de 10 años en los que tenemos una inflación normal, aceptable e, incluso, deseable (por lo que explicaba antes de su íntima relación con el paro), y tuvieses 30.000€ en la cuenta corriente del banco, al cabo de este periodo habrías perdido unos 9.000€. Obviamente nadie te los habría quitado, y la cuenta del banco seguiría reflejando la cifra de 30.000€, pero el efecto de la inflación haría que tu dinero perdiese poder adquisitivo y que por tanto tus antes 30.000€ tuviesen un valor efectivo de unos 21.000€.
Es por esto que siempre debe preocuparnos la inflación y que el único blindaje contra este asesino silencioso sea invertir tu dinero para sacar un rendimiento que contrarreste el efecto de la inflación e incluso haga crecer nuestros ahorros. Con esto no estoy diciendo lógicamente que inviertas todo tu dinero ni que lo hagas en cualquier producto financiero. Pero tampoco es buena idea el otro extremo: tener todo tu dinero en la cuenta corriente a merced de la inflación. Es preciso elaborar una buena estrategia, sin poner en peligro nuestras finanzas, escogiendo las herramientas financieras más adecuadas para ello.
Es posible, si no te dedicas al mundo de las finanzas, que no sepas por dónde empezar. No te preocupes, para eso estoy yo. Pide tu cita conmigo y empecemos a planificar tu defensa contra la inflación.
